¿Welu chi Itrofill ñi neyen mvlenole Mogen tañi Ko?
(¿Pero qué hace la naturaleza sin el agua de la Vida?)
Eliucura Chihuailaf
Agua, elemento fundamental para el flujo de la vida. Un mundo sin agua es un mundo sin vida. En el sur del mundo el agua es abundante y adopta muchas formas, fluye por las lluviosas y frías selvas, por los canales y fiordos patagónicos, se acumula sobre volcanes en invierno, se conserva de forma milenaria en témpanos entre las montañas, todo el año fluye entre los fragmentos del continente en una red de cuerpos fluviales que conectan Mar y Cordillera. El constante ciclo del agua nos sostiene, somos agua.
En las ancestrales culturas del continente el agua está viva, es un “espíritu”, una fuerza vital. Allí donde existe un flujo de agua existe un lugar ceremonial, un espacio de encuentro entre lo humano y lo divino. Coihuín, es el nombre que los antiguos habitantes dieron a lo que hoy conocemos como el Río Chamiza. Este río cruza un valle que desemboca en el mar, sus aguas conectan el Volcán Kalfuko (o Calbuco), Lago Chapo y el Seno del Reloncaví. Muchas de las palabras antiguas parecen perdidas, olvidadas, sin embargo no está extraviada la gran lucha de fuerzas vitales que organizó su mundo. Cai Cai Vilu, la serpiente de agua es una de esas fuerzas duales, el telón de fondo en el que se han organizado comunidades costeras al sur del continente.
Las últimas décadas
Un acelerado proceso que algunos nombran como globalización financiera permitió una concentración de la gestión sobre el uso del agua nunca antes vista. La privatización de las sanitarias y los derechos de agua que se transformaron en activos financieros derivó en una concentración sobre el uso y la gestión del agua sin precedentes. Hoy existe una práctica económica financiera especulativa, desconectada de la base de necesidades de la población humana y la naturaleza que habita, el mercado sobre la vida.
Las decisiones tomadas en las principales bolsas de valores de EEUU y Europa afectan a millones en Chile y el Mundo, y existen quienes esperan que la irracionalidad avance: a finales del 2020 CME Group, empresa transnacional de servicios financieros con sede en Chicago, lanzó el primer contrato de comercio futuro de agua del mundo.
Es difícil pensar que algún habitante de Chamiza intuye el inicio de esta gran transformación tras el golpe de Estado de septiembre de 1973; sin embargo, hoy nos parece evidente que la constitución de 1980 y la entrada en vigencia del Código de Aguas de 1981 modificaron los criterios de asignación del agua en Chile, entre sus objetivos buscó priorizar la creación de derechos sólidos de propiedad sobre el uso del agua por medio de los “derechos de aprovechamiento de agua”, se impuso por la fuerza un pensamiento económico-político que presupone que costes y beneficios privados coinciden con costes y beneficios sociales, públicos o colectivos. En la práctica, esto ha significado para las comunidades humanas de Chamiza perder acceso al agua, a la biodiversidad que emana de su flujo, a las actividades económicas y culturales que se realizaron hasta mediados de los 80.
Con el Código de Aguas nace la base del mercado del agua en Chile, desde 1990 la nueva democracia asume los criterios de mercado implementados por la Dictadura Cívico-Militar y la profundiza con la privatización de los servicios sanitarios urbanos. Chile ha sido “punta de lanza” en materia de privatización. En la “Estrategia Nacional de Recursos Hídricos 2015-2025” se expone el lineamiento nacional sobre uso del agua: el evidente predominio del uso productivo por sobre el consumo humano sigue siendo el horizonte de gestión indiscutido.
Hace más de 50 años “Los límites del crecimiento”, un texto clásico de occidente solicitado por el Club de Roma y dirigido por la Donnela Meadows, nos dijo que si no tenemos cuidado nuestra biósfera va a degradarse, que si se mantenían las condiciones de crecimiento de la población, la industrialización, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, el planeta alcanzará su límite. Efectivamente ese proceso sigue en curso y avanza cada año; otros intereses han primado, lo vivimos en el río Chamiza.
Asumamos de forma clara la degradación en curso de los ecosistemas que habitamos y movamos nuestra orientación hacia una transición en la forma de organizarnos en torno al vital elemento.
Estas líneas intentan ser un estímulo para otr@s, en particular a la comunidad del Valle de Chamiza para buscar alternativas que nos permitan mayor comprensión y mayor conciencia para tomar el paso siguiente, e intentan describir algunas dimensiones que expresan las relaciones de poder y la presión sobre las comunidades históricas y nuevas, que viven y proyectan problemas de acceso a un medio elemental para la vida, el agua. Frente a un totalitarismo de mercado, frente a los poderosos que controlan el flujo de la vida, es importante reafirmar una opción por la vida; así exponemos algunas reflexiones generales sobre la situación que afecta a quienes viven en el área de influencia del Río Chamiza.
Río abajo: Ganancia privadas costos públicos
La principal industria que afecta hoy al río es la hidroeléctrica. No podemos tener certeza de la cantidad de agua que usa la Central Hidroeléctrica Canutillar. Las últimas reformas legales en materia de agua obligan a las empresas a medir la extracción y transmitirlo a la Dirección General de Aguas (DGA), Colbún no ha informado cuánta agua utiliza.
El flujo del Río Chamiza ha sido alterado, siendo dirigido artificialmente hacia el Estuario Reloncaví.
Entre 1990 y 1991 se construyó la represa que corta el río en su nacimiento. De forma posterior se modificó el cauce del Río Blanco, un antiguo tributario del Río Chamiza. Todo esto ha alterado gravemente el ciclo del agua y el flujo de la vida. Las consecuencias de esta intervención son desconocidas, al día de hoy no existen estudios que den cuenta de las repercusiones.
Sabemos que el agua en el Valle se va acumulando a lo largo de sus más de 30 kilómetros en una red de afluentes y procesos, por medio de lluvias, de la evotranspiración del bosque, del efecto de esponja del suelo que permite la retención de las aguas de lluvia y las nieves acumuladas en invierno bajan por el río y otros afluentes menores que tributan en el río; este ciclo sustenta una enorme biodiversidad de comunidades a lo largo del Valle de Chamiza, dentro de ellas, las comunidades humanas que hoy residen allí.
Presuponen vecinos bien informados del Valle que, con base en un informe de 1988 del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), tras la instalación de la Central se proyectaba un 66,6% de disminución de las aguas del río.
Originalmente la Central Canutillar fue propiedad de la Empresa Nacional de Electricidad (Endesa), empresa pública que partió de un proyecto nacional de electrificación en la década de los 30’s. Tras el Golpe de Estado Endesa fue parte de las privatizaciones concertadas por altos funcionarios de la Dictadura1: José Yuraszeck Troncoso (Subdirector de Odeplan y gerente general de Chilmetro), Hernan Buchi Buc (Presidente de Endesa 1982-1984 y Ministro de Hacienda 1985-1989) y Bruno Philippi Yrarrázabal (Secretario General de la Comisión de Energía entre finales de los setentas hasta 1984); así las cosas para comienzos de la democracia José Yuraseck se había transformado en presidente del directorio y controlador de una empresa que había dejado de ser pública.
Hoy la central hidroeléctrica Canutillar es propiedad de la empresa Colbún, a su vez Colbún está en manos de algunas de las familias más poderosas de Chile, poco más del 50% de la empresa está en manos de la familia Matte, cerca de un 10% en manos de la familia Angellini y poco más del 5% en manos de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP); las ganancias son privadas y las concentra una de las familias más ricas de este país.
De forma complementaria podemos señalar que el principal interventor de los ríos de la Región de Los Lagos es la industria acuícola, la instalación de pisciculturas son parte de la primera fase de la crianza de salmones. El fondo de investigación pesquera en un levantamiento de información del 2017 sobre las pisciculturas en Chile señala que al 2015 existían 366 autorizaciones otorgadas, un 70% se encuentra entre el río Bio-Bio y Chiloé; generando a diario residuos que son vaciados al río: desechos orgánicos, principalmente derivados de restos de alimento y de las excreciones de los salmones, además de los cadáveres. Además, un amplio uso de antibióticos, fungicidas y desinfectantes cuyos residuos se vierten en el río. El río Chamiza es uno más de los que recibe estos devastadores efectos, sabemos que piscicultura y planta de proceso industrial están en funcionamiento y se hacen en el río dudosas descargas que han sido registradas no pocas veces por los vecinos. Otra de las actividades altamente destructivas de los ecosistemas es la extracción de áridos que raja una franja de suelo, con ello la capacidad de retención del agua que aseguran pequeños reservorios de agua.
El consumo humano en el sur se ha caracterizado desde comienzo de los 70’s por una transición de tradicionales y artesanales formas de abastecimiento de agua en norias, ojos de agua y pequeños afluentes, hacia una que se ha organizado de forma muy mayoritaria en Comités de Agua Potable Rural. El Agua Potable Rural (APR) de Chamiza se abastece de agua superficial y permite el consumo –presuponemos– de más de cuatro mil personas al menos, dependiendo de la compleja trama de la cuenca del río Chamiza.
En cuanto a la dimensión residencial, los fenómenos del mundo rural en los tiempos más recientes están marcados por el golpe de Estado y la imposición de un modelo de mal desarrollo del que se desprenden la migración campo-ciudad, la instalación de la industria salmonera, la instalación de la central hidroeléctrica Canutillar, el cambio del uso del suelo, la venta y mayor subdivisión de la tierra, pérdida de costumbres y tradiciones, abandono de prácticas agrícolas por parte de nuevas generaciones y consecuente envejecimiento de la población campesina. De forma más reciente, se ha dado un repoblamiento del Valle de Chamiza por una población que trabaja en la ciudad y vive en el Campo, gracias a una mejora de la infraestructura vial que modificó los tiempos de traslado. Los efectos del turismo y tantos otros, configuran una nueva organización de la población del Valle, que como el resto del mundo, está marcada por el aumento de la población.
Tanto en materia industrial como residencial, la gestión y el tratamiento de las aguas residuales y residuos sólidos parecen ser centrales en cualquier conversación de fondo sobre las alternativas de salida a las formas de organización que han mal gestionado las aguas del Valle.
Actualmente desconocemos los efectos acumulativos en el Río Chamiza, aunque ya ha sido clasificación como punto crítico de seguridad hídrica2 en la Región de Los Lagos. Este escenario nos invita a aumentar las reflexiones a vías alternativas de gestión.
¡No hay Derecho!
La entrega por parte de altos personajes de la dictadura del agua, de forma gratuita y a perpetuidad, abrió las puertas a la gestión privada y el mercado del agua en Chile. En este sentido es notable el caso de Isidoro Quiroga, el llamado Zar del Agua3. Son profundas las reflexiones que nos han dejado 4 décadas de gestión neoliberal del agua, la experiencia chilena nos enseña que un fracaso para el interés público puede ser un éxito para los intereses privados, la fe en el mercado como gestionador del elemento vital pone en jaque a quienes viven en las más de 1400 familias socias del APR y otras 200 que esperan respuesta (para el acceso al agua) en el parte baja del Valle de Chamiza.
El caso de la Central Canutillar, bien podría ser un caso de estudio sobre la mala gestión del agua: a Endesa se le adjudicaron derechos de agua sobre el Lago Chapo de forma gratuita, no sobre las aguas del Río Chamiza, sin embargo cortó el nacimiento del río y usa sus aguas, sin duda en términos legales esto sería materia de discusión.
El Código de Aguas crea la categoría de derechos de agua consuntivos y no consuntivos, por lo general los que utilizan las hidroeléctricas son no consuntivos o sea el agua es usada sin ser consumida y que debe ser devuelta al caudal original, pero en el caso de Canutillar, es desviada hacia otro caudal de agua, al Estuario de Reloncaví. Seguramente la empresa tendrá forma de defender lo legal de estas acciones, estamos seguros que no hay forma de precisar que estás acciones contribuyen al cuidado de la cuenca y al acceso humano al agua.
Para el Estado el agua sigue siendo un bien público administrado por privados, entregado en un principio gratis y ahora en su gran mayoría gestionado por poderosas familias nacionales y grandes transnacionales. Lo que ha marcado la gestión del elemento vital en Chile por los gobiernos post dictadura ha sido la fe en el mercado como “lugar” que resuelve nuestros problemas .
La primera reforma al Código de Aguas fue enviada por Aylwin en 1992 y aprobada el 2005. Las privatizaciones de las sanitarias se iniciaron en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y continuaron durante Ricardo Lagos con la derogación de la disposición (de la ley de sanitarias) que mantenía un 35% de las sanitarias en manos públicas, y que se ejecutaría durante el gobierno de Sebastián Piñera4.
En el nivel de las organizaciones, colectivos y grupos humanos que viven la disyuntiva del acceso y calidad del agua, la falta de estudios que comprueben los impactos ecosistémicos, y por tanto humanos, anuncia nuevas acciones en materia de investigación de la propia comunidad, mientras las formas de afrontar los problemas de acceso al agua se hicieron evidentes el pasado 24 de diciembre, momento en que el APR de Chamiza dejó de proveer agua producto del bajo nivel en los pozos de agua que lo abastecen.
El cumplimiento del acceso al agua como derecho humano conlleva acciones a múltiples escalas, desde modificación a las políticas públicas, un fortalecimiento de los APR y su gestión comunitaria y a las formas de gestión individuales del agua.
Las últimas reformas al Código de Aguas aseguran el acceso al agua potable y el saneamiento como un derecho humano esencial e irrenunciable que debe ser garantizado por el Estado; del dicho al hecho hay mucho trecho: son las comunidades humanas de Chamiza que deben jugar en un marco de contradicciones, pero que ahora tiene posibilidades de interpretar dichas reformas a su favor. Todo apunta hacia la inevitable judicialización de los conflictos del agua.
Solo con estos antecedentes sabemos que una gestión adecuada de una cuenca hidrográfica posee enormes ramificaciones. Siempre han existido múltiples competencias técnicas y herramientas que permiten a las comunidades humanas enfrentar de mucho mejor forma los desafíos del acceso al agua. Es posible una intervención humana del río con otros criterios, poniendo la vida en el centro de dicha gestión. Así como también existen múltiples soluciones a pequeña escala para entregar acceso al agua a las familias, escuelas, sedes sociales, clubes deportivos y múltiples organizaciones comunitarias que conviven en la cuenca y que permiten ensayar un vivir en comunidad, compartir el cuidado y el uso de los bienes compartidos, experimentar la cohesión social en acción y encontrar proyectos de vida que resguarden la compleja y delicada trama de vida de la que somos parte.
Las demandas en Río Chamiza tienen todo de Justicia Social: hoy el uso del agua tiene una marcada orientación económica y pasa por sobre el interés de las comunidades humanas del Valle de Chamiza. No siempre ha sido así, es posible entonces que vuelva a ser de otra forma.
Retejer un bien en común: ¿Cómo cuidamos el río?
Quienes habitan el Valle del Río Chamiza viven las tensiones producidas por una mala distribución del acceso al agua y del mal uso del caudal que existe- Exijamos un cambio, un cambio en las conciencias de los habitantes del Valle de Chamiza para el cuidado de elemento fundamental para la vida, el agua.
Siempre las crisis dan pie a nuevas posibilidades, el fracaso de las formas de gestión individuales que nos amenazan permiten ensayar en el Río Chamiza diálogos para gestar asociatividad, nuevas formas de gestión comunes del agua.
En un arco de acción inmediato, existen varias vías posibles para exigir un cambio inmediato en el curso de la situación que viven las comunidades del Valle. Por lo pronto, tras 11 años, la reforma del código de agua publicada en el Diario Oficial el 7 de abril 2022 permite interponer acciones legales para que se transparente la situación ¿cuánta agua consume la Central Canutillar? ¿Cuánta agua debería fluir hacia el río? Y que se priorice el consumo humano y se resguarde la cuenca y sus comunidades.
También se requiere una conversación más profunda sobre el acceso al agua en la cuenca del río Chamiza y la interdependencia; sobre el derecho y la propiedad sobre el agua. La gestión actual, tal como se ha comentado arriba, se basa en derechos sólidos de propiedad individual sobre el uso del agua. La teoría económica imperante señala que la gestión individual de los “recursos” (escasos) es preferible al libre acceso para el resguardo del mismo, esto por supuesto no permite ver otras formas de propiedad que han sido utilizadas por las comunidades humanas en diferentes partes del mundo y momentos de la historia.
En gran medida todo vuelve nuevamente a la participación. Es un contexto adverso para participar en la esfera de lo público, de lo común, y en el que prevalecen los intereses privados. Frente a cualquier crisis podemos elegir adelantarnos, podemos darnos cuenta, o esperar que un escenario hostil nos obligue a hacerlo. Contribuir a una concientización sobre el uso del agua y sus formas de gestión, es preguntarnos ¿qué sería de nosotros sin el agua? ¿Cómo vamos a enfrentar el escenario de manera común? y ¿cómo cambiamos nuestro escenario?, uno que ya vivimos y que se proyecta más complejo en el valle en pocos años.
1.- El saqueo de los grupos económicos al Estado de Chile, 2001, María Olivia Mönckeberg.
2.- La capacidad de la población de salvaguardar el acceso sostenible a cantidades adecuadas y de calidad aceptable de agua para sostener los medios de vida, el bienestar humano y el desarrollo socioeconómico; para garantizar la protección contra la contaminación del agua y los desastres relacionados con el agua; y para preservar los ecosistemas en un clima de paz y estabilidad política, 2013, ONU-Agua.
3.- La historia del discreto empresario que se transformó en el zar de las aguas en Chile – CIPER Chile
4.-Sanitarias: la privatización más compleja de Piñera | Diario Financiero (df.cl)
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