Agosto 2025: un llamado a la defensa de los territorios vivos
Abya Yala | Agosto comienza con un cielo plomizo sobre la Patagonia. En los valles y fiordos del sur austral, el frío se cuela en los huesos y en las casas, muchas aún dependientes de la leña para resistir el invierno. Coyhaique sigue siendo la ciudad más contaminada de América1, mientras la “transición energética” avanza —si es que avanza— al ritmo de los diagnósticos y las cumbres, pero lejos de las estufas encendidas que no pueden apagarse.
Patagonia Azul: ¿conservación o modelo verde de desarrollo?
En junio de 2025, la provincia de Chubut anunció la creación del Parque Provincial Patagonia Azul, una reserva costero-marina de 295.135 hectáreas que alberga ecosistemas únicos del litoral atlántico sur. Ballenas jorobadas, pingüinos de Magallanes, lobos marinos y cientos de especies migratorias marinas encontrarán ahora —al menos en papel— un nuevo espacio de protección.
La iniciativa, presentada como un “hito ambiental” por el gobierno provincial, fue impulsada junto a la Fundación Rewilding Argentina, la Administración de Parques Nacionales y comunidades locales. Se enmarca dentro de un modelo de conservación que, cada vez con más fuerza en el Cono Sur, combina protección ambiental con el impulso del ecoturismo como estrategia de desarrollo. Según datos oficiales, el parque podría generar hasta 445 empleos en la próxima década a través de actividades vinculadas a turismo de naturaleza, monitoreo científico y servicios locales.
Pero ¿qué significa, en este contexto, proteger? ¿Es este un acto de justicia ecológica real o una reconversión verde del mismo modelo que ha depredado los territorios? ¿Quién define qué vidas valen proteger y bajo qué lógica?