A más de una década del desastre ecológico que diezmó el ecosistema del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, una nueva emergencia ambiental sacude la zona norte de la Región de Los Ríos. Esta vez, el epicentro es nuevamente la planta Valdivia de Celulosa Arauco, ubicada en la comuna de San José de la Mariquina, al norte de Valdivia, dentro de la cuenca hidrográfica del río Cruces.
Una explosión ocurrida el 11 de agosto en el sector de caustificación, sumada a un rebalse químico registrado en julio, activó investigaciones de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) y revivió la memoria entorno a uno de los desastres ecológicos que marcó las útlimas décadas en el sur de Chile. Las imágenes difundidas muestran una intensa columna de humo blanco y la expulsión de un líquido oscuro desde el interior del complejo industrial.
La empresa confirmó que el incidente involucró residuos con hidróxido de sodio, un compuesto corrosivo ampliamente utilizado en el proceso de producción de celulosa. La SMA inició una investigación formal y realizó fiscalización en terreno para determinar el alcance y gravedad del hecho.
Una planta que amenaza una cuenca hidrográfica
La planta industrial se emplaza en las inmediaciones del estero Morrompulli, afluente del río Cruces, en una zona de transición entre bosques valdivianos y humedales ribereños. Este emplazamiento no es neutro: forma parte de una cuenca hidrográfica compleja e interconectada, donde cualquier alteración química tiene efectos acumulativos y transversales. El río Cruces fluye hacia el sur hasta desembocar en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, humedal protegido por la Convención Ramsar y hábitat crítico de especies como el cisne de cuello negro.
La contaminación en Mariquina, aguas arriba, afecta no solo al ecosistema inmediato, sino que repercute en toda la red hídrica que conecta a Mariquina, Valdivia y los diversos sistemas de humedales costeros. Es en ese contexto que hablar de «Valdivia» no alude únicamente a la ciudad, sino a un territorio en disputa ambiental que abarca comunas, ríos, zonas protegidas y memorias compartidas.
No son hechos aislados: una historia de impactos acumulados
A fines de julio, trabajadores de la planta ya habían debido ser evacuados por un derrame químico en una caldera, lo que provocó la suspensión parcial de operaciones. Ambos incidentes —el de julio y el de agosto— ocurrieron en el mismo complejo industrial, y dan cuenta de una fragilidad persistente en los sistemas de prevención, contención y fiscalización ambiental.
Pero este no es un episodio nuevo ni excepcional. En 2014, un derrame de licor verde en la misma planta provocó la muerte masiva de peces y afectó a bañistas del río Cruces con irritaciones dérmicas. Y una década antes, en 2004, el desastre ambiental asociado a la mortandad de cientos de cisnes de cuello negro marcó un hito en la historia socioambiental del país, visibilizando por primera vez el impacto de los efluentes industriales sobre un ecosistema emblemático del sur de Chile.
Desde entonces, el conflicto ha acumulado sanciones —como la multa de 4.450 millones de pesos aplicada en 2017—, estudios científicos y denuncias ciudadanas. Pero lo que no ha logrado es prevenir nuevas crisis. La cuenca del río Cruces sigue siendo un territorio expuesto a la degradación ambiental, mientras la normativa sigue operando de forma fragmentada, reactiva y, en ocasiones, complaciente ante el poder económico-industrial.
Investigación oficial: ¿respuesta o repetición?
La investigación actual por parte de la SMA busca establecer si hubo infracción a las condiciones de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA). Sin embargo, desde las organizaciones socioambientales del territorio se insiste en que las respuestas institucionales siguen siendo insuficientes: se requiere transparencia total, monitoreo ambiental independiente, acceso público a los datos y mecanismos de participación ciudadana que sean realmente vinculantes.
Este nuevo episodio confirma una alerta mayor: las llamadas “zonas de sacrificio” no son exclusivas de los polos industriales del norte o centro del país. También están presentes en territorios como la Región de Los Ríos, donde la biodiversidad convive con un modelo extractivo que externaliza costos sobre comunidades humanas y ecosistemas frágiles.
Fuentes
1. Meganoticias. Accidente en planta de Celulosa Arauco en Mariquina. 13 de agosto de 2025. https://www.meganoticias.cl/nacional/495364-accidente-celulosa-arauco-san-jose-mariquina-valdivia-explosion-brk-13-08-2025.html
2. Diario de Valdivia. Emergencia en caldera obligó evacuación de personal. 25 de julio de 2025. https://www.diariodevaldivia.cl/noticia/actualidad/2025/07/personal-de-celulosa-arauco-debio-ser-evacuado-luego-de-emergencia-en-caldera
3. CIPER Chile. Celulosa Arauco confirma que el derrame incluyó residuos del mismo químico asociado a la mortandad de peces en 2014. 14 de agosto de 2025. https://www.ciperchile.cl/2025/08/14/celulosa-arauco-confirma-que-derrame-en-su-planta-valdivia-incluye-residuos-del-mismo-quimico-que-fue-asociado-a-mortandad-de-peces-en-2014/
4. Environmental Paper Network. El caso Valdivia: Papel, celulosa y ecología política del sur. 2021. https://environmentalpaper.org/wp-content/uploads/2021/11/Valdivia-case-study-ES.pdf