En la Laguna de los Cisnes, uno de los pocos lugares del planeta donde aún existen estromatolitos vivos, habitan comunidades microbianas tan antiguas como el origen mismo de la vida. Hoy, su equilibrio se encuentra en riesgo.
La vida en la Tierra comenzó con bacterias que, en ambientes acuáticos extremos, formaron estructuras llamadas estromatolitos: verdaderos fósiles vivientes que aún respiran, metabolizan y construyen roca. En la Patagonia chilena, la Laguna de los Cisnes —en la Isla Grande de Tierra del Fuego— conserva una de estas raras comunidades microbianas activas.
Hoy, mientras en México científicos de la UNAM y el INAH estudian la diversidad de estos ecosistemas invisibles en Cuatro Ciénegas, Bacalar y Alchichica, en Chile la desecación progresiva de esta laguna amenaza con fosilizar un laboratorio natural invaluable para el conocimiento de nuestro origen.
Estromatolitos: arquitectos de la atmósfera
Los estromatolitos resultan del trabajo colectivo de cianobacterias, organismos fotosintéticos que hace más de 3.400 millones de años comenzaron a liberar oxígeno, transformando la atmósfera y habilitando la vida compleja.
Durante el Eón Arqueano, la Tierra era un ambiente hostil: carente de oxígeno, caliente, polvorienta y rica en gases volcánicos tóxicos. Las cianobacterias capturaron CO₂ y liberaron oxígeno, modificando la composición química de mares y atmósfera, lo que hizo posible la evolución de formas de vida más complejas (Núñez, 2023).
Laguna de los Cisnes: un ecosistema en transformación
A solo 6 km de Porvenir, esta laguna endorreica alberga estromatolitos activos tanto en el fondo como en los márgenes. A simple vista parecen rocas con forma de domos de base elíptica o alargada, pero bajo una lupa revelan filamentos verdes compuestos por cadenas de cianobacterias. Estas formaciones pueden alcanzar hasta 80 cm de alto, 100 cm de ancho y extenderse más de 5 metros de largo (Núñez, 2023).
A diferencia de los sitios mexicanos —como Cuatro Ciénegas (agua dulce, desierto) o Alchichica (agua salina, volcánica)—, la Laguna de los Cisnes representa un ambiente frío, subantártico y salobre, con una biodiversidad muy particular. Según el Instituto Antártico Chileno (INACH), en las últimas décadas la laguna ha cambiado rápidamente: islotes han desaparecido y los estromatolitos, antes sumergidos, hoy están expuestos al aire, iniciando un proceso de fosilización. Su color blanquecino en zonas secas y café cerca del agua revela esa transición forzada.
En 2019, se inauguró el Parque Estromatolitos con pasarelas y señaléticas para promover su conservación y turismo sustentable. Desde 2015, distintas instituciones buscan integrarlo como geositio protegido y realizar dataciones mediante carbono-14.
Un ecosistema vivo: artemias, flamencos y aves migratorias
Más allá de su valor microbiano, los estromatolitos sostienen un ecosistema complejo. En su interior habitan artemias, crustáceos braquiópodos de origen triásico que han evolucionado escasamente desde hace 250 millones de años. Estas sirven de alimento para especies migratorias como el flamenco chileno, visitante frecuente al menos dos veces al año, y aves residentes como el cormorán, el chorlo de Magallanes (especie endémica), el cisne de cuello negro y el cisne coscoroba.
Además, se observan aves rapaces como el halcón peregrino y el perdiguero, que complementan un escenario donde la vida microbiana sostiene una red trófica subantártica única (Núñez, 2023).
Memoria ancestral en la laguna: huellas del pueblo Selk’nam
El descenso del nivel de agua ha dejado al descubierto vestigios arqueológicos que revelan que este fue un espacio de caza, recolección y ceremonias para el pueblo originario Selk’nam. La laguna, por tanto, no solo conserva una historia natural milenaria, sino también una dimensión cultural y espiritual que exige ser resguardada en su totalidad. El diálogo entre biología, arqueología y memoria ancestral puede enriquecer una gestión del territorio más inclusiva y plural.
Un corredor microbiano desde México hasta la Patagonia
Desde Cuatro Ciénegas hasta Tierra del Fuego se extiende una red discontinua de ecosistemas con formas de vida ancestrales aún activas. Proyectos como los liderados por Luisa I. Falcón Álvarez y Valeria Souza en México han demostrado el valor de estos sistemas como indicadores de salud ambiental, y como modelos para estudiar:
Adaptación microbiana a condiciones extremas
Organización y cooperación genética
Respuestas al estrés ecológico (desecación, contaminación, turismo)
Diversidad metabólica en ecosistemas invisibles
Aplicar estos enfoques en la Laguna de los Cisnes permitiría comparaciones directas y abriría la posibilidad de colaboraciones científicas continentales, fortaleciendo una conservación basada en el conocimiento.
¿Estamos preparados para proteger lo invisible?
Los estromatolitos de la Laguna de los Cisnes no son solo una rareza geológica: son una expresión de vida antigua que aún pulsa bajo nuestros pies. Pero ¿qué lugar ocupan estos ecosistemas microscópicos en la agenda ambiental?
Estas preguntas son también políticas y culturales. ¿Podemos diseñar marcos de protección que incluyan no solo lo visible, sino también procesos vitales invisibles? ¿Estamos dispuestos a proteger un ecosistema aunque no se vea a simple vista?
Hoy sabemos que estas comunidades microbianas fueron arquitectas de la atmósfera y los suelos donde floreció la vida. Sabemos también que su desaparición sería no solo una pérdida biológica, sino una desconexión con la historia más antigua del planeta.
La Laguna de los Cisnes exige un enfoque que integre ciencia, saberes locales y conocimiento ancestral. ¿Qué tipo de sociedad queremos ser frente a una biblioteca viviente que se fosiliza en silencio?
Tal vez ha llegado el momento de que lo más antiguo nos interpele con más fuerza que nunca.
Fuentes y referencias
Falcón Álvarez, L. I. (UNAM): Estromatolitos como indicadores de salud ambiental
Souza, V. (UNAM): Diversidad microbiana en Cuatro Ciénegas
Núñez, A. (2023). Estromatolitos en Tierra del Fuego. Revista La Lupa, 1(34), 34–38.
Instituto Antártico Chileno (INACH)
Entrevistas y observaciones en terreno (Porvenir, 2024–2025): Constanza (SECPLAN), Marcelo González y Alejandro Font (INACH), Alejandro Núñez (CFT Porvenir)
Informes: SERNAGEOMIN, Sernatur, Gobernación Provincial, Parque Estromatolitos Porvenir